Camino a los Oscars: Dunkirk
La trama de la película toma lugar a finales de Mayo de 1940 en las costas de Dunquerque, ciudad portuaria del norte de Francia. Es la Segunda Guerra Mundial y nos encontramos con cientos de tropas británicas y aliadas acorraladas esperando por un rescate (denominado como Operación Dynamo) en la costa de esta ciudad francesa mientras que el enemigo continúa acercándose en una carrera contra el tiempo.
Christopher Nolan crea la película a partir de su propio guion original y, asimismo, genera un clásico instantáneamente. Las muertes gráficas, la palpable desesperación y terror, los sonidos de disparos, explosiones, barcos y aviones construyen perfectamente la atmósfera y nos hacen sentir dentro de ella con un suspenso y una sensación constante de "¿Qué estará por pasar?" como si todo el tiempo estuviese presente una bomba a punto de explotar.
Los efectos de sonido que generan una sensación inexplicable de agobio –generado por su banda sonora, compuesta por Hans Zimmer– constituyen un efecto e ilusión auditiva denominada como Paradoja de Shepard que consta de varios tonos, separados por una octava, que suenan simultáneamente. Nuestro cerebro en esta ocasión funciona como una trampa, ya que sólo logramos captar un sonido a la vez y asimismo nos genera la sensación de suspenso inexplicable y que, combinado con el resto de la película, genera una percepción muy difícil de olvidar.
Su tiempo de duración es lo justo y necesario para la construcción de los personajes, y la conclusión de cómo se conectan las historias es simplemente perfecta. Nolan decidió hacer la película como un tríptico, contada desde tres perspectivas: el aire (aviones), la tierra (en la playa) y el mar (la evacuación por la marina). Cada parte consta de distintas líneas temporales lo que provoca una ruptura de una narrativa de orden lineal convencional, algo que define a Christopher Nolan a la perfección y lo que siempre nos atrapa en sus obras.
Los actores no se quedan atrás, dándonos todos una performance buenísima y con un Mark Rylance que se luce durante las 2 horas, Tom Hardy genera una empatía increíble teniendo menor tiempo en pantalla, Kenneth Branagh es impecable, y hasta Harry Styles la rompe (debutando en la pantalla grande), estando más que a la altura.
Sin dudas una obra maestra de un Nolan que nunca nos defrauda y que en combinación nos da una de sus mejores obras y una de las mejores películas en 2017.