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La secundaria del futuro: ¿Más y mejor educación o mayor precarización?

En el mes pasado pudimos observar fervientemente a los alumnos de distintos colegios de CABA siendo partícipes de las tomas de sus colegios, ¿A qué se oponían mediante esta medida de fuerza? Histórica por cierto, polémica también. Los y las estudiantes se oponían a la nueva reforma impulsada por el Macrismo: “la secundaria del futuro”. Todo estudiante sueña con un colegio secundario en llamas, quemado hasta sus cimientos, los adultos claman que en sus tiempos las cosas no eran así, había mano dura y disciplina, claro, en un gobierno defacto si reclamabas por tus derechos terminabas como los estudiantes de la noche de los lápices, en esas épocas retumbaba por cada rincón del país el algo habrán hecho, el mejor no meterse y la buena vista desde los medios hegemónicos de el régimen dictatorial. Ahora, ¿Por qué odiamos un espacio que se supone que sea nuestro segundo hogar? Pues la respuesta a esto es simple, lejos de ser un lugar donde los y las estudiantes contamos con contención, con apoyo, con formadores críticos y espacios de recreación, los colegios tienden más a ser espacios cargados de discriminación sistemática, autoridades mal electas y eternizadas en sus cargos (usualmente cargadas de pensamientos atroces y actitudes despectivas hacia el mismo alumnado). Cuando el colegio secundario que se supone ser todo este espacio formador de pensamiento crítico, pasa a ser un espacio estandarizado donde los estudiantes no son vistos como sujetos de derecho y son vistos en cambio como alumnos individualizados pasa a ser un espacio detestable, dónde el ir no tiene sentido y es un pesar. Cuando a través de exámenes multiple-choice que son bajados desde el Ministerio de Educación, cuando se culpabiliza a docentes de los niveles paupérrimos de calidad educativa, cuando las condiciones edilicias hacen que se entorpezca el ciclo lectivo, cuando contamos con colegios inmersos en un sistema que premia calificaciones y no aprendizaje, el sentirse contenido y acompañado en el proceso de aprender se vuelve casi una utopía. ¿Qué escuela secundaria quieren lxs estudiantes? Contamos con pequeñas excepciones dentro del sistema inútil encarcelador del pensamiento independiente, que ayudan a los estudiantes a pensar un poco más afuera de los cuadrados diminutos de las aulas, de expandir un poco más los horizontes y de conectarse con múltiples cosmovisiones. A nivel educativo MERCOSUR se encuentra vigente el programa Parlamento Juvenil Mercosur, dónde los y las jóvenes pueden plantear que escuela secundaria realmente quieren, donde se brinda un espacio para ser escuchados y de crear un aprendizaje desestructurado. Las declaraciones de la escuela secundaria se pueden encontrar en el siguiente link, dónde estudiantes de todo el país debatieron sobre una escuela secundaria por los jóvenes para los jóvenes.

La reforma cae del cielo, ni centros de estudiantes, ni docentes fueron partícipes de su planificación y diseño. Lejos de cumplir con las demandas de los y las estudiantes, de cumplir con la ley de ESI 26.150, de promover conciencia sobre D.D.H.H, lejos de generar más y mejores políticas de inserción, permanencia y egreso. El gobierno de la ciudad avanza con su nueva reforma estudiantil de una manera avasalladora, en sus comunicados oficiales y propagandas podemos observar que la Nueva Secundaria del Futuro(NES) se pinta como una propuesta inclusiva, que se adapta a nuevas tecnologías y a “futuras demandas de la sociedad”.

Lo inclusivo de esta propuesta es insertar empresas dentro de los procesos educativos, la ONG que capacitará a los tutores tiene como socios a bancos, compañías de seguros, financieras y multinacionales (HSBC, Galicia, Supervielle, JP Morgan, Exxon y Coca Cola).

Suena un poco raro que quienes proponen alumnos como sujetos críticos sean quienes denostaron ese tipo de pensamiento desde que asumieron. ¿Adaptar el colegio a las nuevas tecnologías? Conectar Igualdad, el plan lanzado por el anterior mandato para reducir las brechas tecnológicas entre los estudiantes con diferentes condiciones materiales, hace dos años que no llega a los colegios, se lo recortó abruptamente aumentando así inequidades y destruyendo cientos de puestos laborales. Estas futuras demandas de la sociedad no son más que trabajadores dispuestos a trabajar más por menos, más manejables y más fáciles de flexibilizar laboralmente, esta reforma implicaría que un 50% del tiempo curricular del último año del ciclo escolar sea invertido en pasantías laborales no remuneradas. ¿Es esto una suma en la experiencia laboral de los jóvenes o trabajo gratis para aumentar las ganancias del stablishment?

Se puede ver con suma claridad a aquellos que se oponen a esta reforma, hacen uso del derecho de huelga en una república democrática y toman colegios como modo de protesta, de decir “somos estudiantes, queremos aprender y ser sujetos críticos” y tenemos a aquellos que compran la propaganda bonita y reluciente, que hace odiar al oprimido y amar al opresor, quien clama fervientemente que ya nadie quiere estudiar ni trabajar.

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