Comienzo
Cuando leí la palabra “comienzo” lo primero que se me vino a la mente fue la facultad. Empecé este año, así que es una experiencia que está fresca en mi memoria.Nunca me voy a olvidar los nervios del primer día. Mientras iba en el auto sentía que me iba a desmayar, y el calor de mediados de marzo no ayudaba. Hasta me acuerdo que me puse: un short de jean, mi remera de “I want to believe” (esperando que alguien me dijera “¡YO TAMBIÉN MIRO THE X FILES!”) y una camisa cuadrille. Quería parecer cool y relajada, dos cosas que definitivamente no soy. Cuando llegué me encontré con una chica en la puerta, que sería mi compañera. Llegaron un par más de compañeras, por suerte caras conocidas, y por fin una preguntó “¿Ustedes también vienen por diseño gráfico, no?” y todas dijimos que si. En ese momento fue como que me saqué un peso de encima, porque mis preocupaciones eran “¿Y cómo sé cuáles son mis compañeros?”, “¿Y a cuál salón voy?”, “¿Y si no puedo hacer amigos?”. Como no soy yo si no paso un poco de vergüenza, en la primera clase de formación básica (que cursé 2 semanas y luego entré a 1ero con más compañeros) todos sacaron la computadora y empecé a entrar en pánico porque yo no había llevado la mía. O sea, era obvio, ¡estaba en diseño gráfico! Pero por suerte no la usamos ese día.El obstáculo más grande que tuve que enfrentar fue mi timidez. Me costó meses sentirme cómoda con mis compañeros, y eso que solo somos 12 porque es una facultad chica. Acostumbrada toda la vida a las mismas personas, mis compañeros de la escuela, conocer tantas personas nuevas de golpe me resultó un poco difícil. Pero por suerte encontré personas buena onda, divertidas que me “adoptaron” como amiga. Y también otras personas tan tímidas e introvertidas como yo, que nos entendemos y sé que nunca me van a juzgar si alguna vez estoy todo el día sin hablar porque no sé qué decir o me da vergüenza decirlo.Un día me volví caminando unas cuadras con una compañera más tímida que yo e increíblemente le saqué charla todo el camino. No sé si porque tenía ganas de hablar, ya había tomado mucha confianza o porque sé lo que es no saber que decir y que la otra persona tampoco no diga nada y haya silencios incómodos. Ese día no me reconocí, ¿será que estoy superando mi timidez? En fin, recuerdo rezar para que no llegue ese primer día, pero cuando terminó volví a mi casa casi corriendo porque estaba demasiado feliz porque todo había salido bien. Sé que no todas las experiencias van a ser como la mía, y no todas las personas que uno se encuentra van a ser buenas, creo que yo tuve suerte, porque a veces no depende de uno. En mi cabeza estaba preparada para que saliera todo terriblemente mal pero no fue así. Creo que desde ahora ya no le tengo tanto miedo a los comienzos.